Esto es sobre dos personas (una es mi paciente). Dos amigos con muchas cosas en común.
Sigue leyendo, estoy segura que de aquí aprenderás mucho.
Hace muchos años, ellos decidieron emprender una nueva vida, irse a otro país que no era el suyo. Los dos iniciaron con una cantidad muy parecida de dinero y tenían los mismos conocimientos sobre lo que les esperaba, o sea: ninguno.
Desde pequeños eran personas determinadas que ponían empeño en lo que querían, pero fuera de eso, sus decisiones las tomaban sobre la marcha.
Eran muy unidos porque tenían más en común de lo que tienen la mayoría de las personas, como ser muy trabajadores y de buen corazón.
Y los dos tenían ganas de lograr tener una buena vida.
Hace poco platiqué con uno de ellos (mi paciente) y me contó que se reunieron después de muchos años.
Siguen siendo buenos amigos, a pesar de que ya no se ven tanto…
Platicamos sobre sus vidas: aquella que emprendieron hace años.
Uno de ellos ha crecido de manera importante. Ha logrado cumplir sus objetivos personales y laborales.
Tiene una familia a la que ama. Creo su propio negocio, bienes y su vida es mucho mejor de lo que siempre imaginó: tranquilidad, viajes de vez en cuando, una casa linda, un negocio en crecimiento.
El otro ha pasado por una serie de relaciones conflictivas, trabajos que no ha disfrutado, malas decisiones en su vida.
Intentó poner un negocio que tuvo que cerrar desde hace años y desde entonces ha iniciado y cerrado tres negocios más. Va por su cuarto negocio y le contó que está pensando en cerrarlo, porque no termina de despegar. Emprenderá algo más.
¿Qué sucedió en esos años?
Nada tuvo que ver con sus capacidades, su forma de ser o de trabajar.
Tampoco con alguna intuición mágica que tengan las personas que logran sus metas o alguna fórmula oculta.
Tuvo que ver con algo mucho más simple: uno decidió trabajar en su salud emocional y el otro decidió continuar resolviendo sobre la marcha.
El primero invirtió en libros, comenzó a ver contenido de salud mental y cuando tuvo la oportunidad comenzó a hacer terapia psicológica.
Eso le permitió tomar mejores decisiones, sentirse mejor consigo mismo, relacionarse con personas que le hacían bien, entre muchos cosas buenas más.
Y todo esto que te cuento se resume en dar el primer paso para cuidar de ti.
Ese primer paso puede ser desde comenzar un proceso terapeútico o algo tan simple como recibir en tu correo consejos sencillos que te daran pequeñas claves para cuidar de tu bienestar emocional.
Yo escribo esos relatos y con mucho gusto te los puedo hacer llegar directo a tu e-mail.
Tus datos no se comparten con nadie y te puedes dar de baja en el momento que lo desees.